jueves, 6 de agosto de 2020

Recuerdos de Ciego De Avila (I)


Recuerdo que en mi casa teníamos un televisor marca Dumont, me contó Papá que fue el primero en el barrio y que en las noches había que ponerlo en el portal porque los vecinos querían ver el nuevo invento.

En ese tiempo la calle 2, entre Independencia y Libertad era una cañada donde iban a parar todas las cloacas de esa parte de la ciudad. El portal de mi casa estaba a unos escasos metros de la cañada. No sé en qué año le pusieron tubos y la cerraron, yo era pequeño pero lo recuerdo bien, se terminaban mis aventuras de entrar al tubo del alcantarillado por la calle Independencia y salir un par de cuadras más abajo. Más de una vez algún conductor desprevenido dobló hacia la calle 2 en dirección a la calle Libertad y terminó con su carro en la cañada.

Tendría unos 5 o 6 años cuando tía Beba empezó a enseñarme inglés. En la calle 1 entre Independencia y Libertad, frente a la pared del Instituto vivía y enseñaba en una pequeña escuela Meca, hermana de la esposa del dentista Cándido García que también era amigo de nuestra familia. Meca estaba esperando que Nando, su esposo, cumpliera el castigo trabajando en la agricultura impuesto por el gobierno a quienes querían abandonar el país. Tenían dos hijos, Fernandito y Grisel, me enseñaba inglés junto a ellos preparándolos para el futuro ¡Sin saberlo estaba preparando el mío también!

En casa teníamos un radio que funcionaba con bombillos y sintonizaba emisoras de onda corta. Nadie me explicó cómo funcionaba, jugando con las teclas y botones descubrí la magia de la radio. Como solo se escuchaban voces conversando al poco rato me aburría y me ponía a hacer otra cosa.

Un día Papá llegó muy contento porque lo habían estimulado vendiéndole un reloj ruso marca Poljot por ser un buen bodeguero, él trabajaba en la tienda que había sido suya y el Gobierno “nacionalizó”, desgraciadamente creía que a larga todos iban a beneficiarse con los cambios, cuando murió en 1990 ya estaba claro de la mentira, creo que desengañado murió de tristeza.

Un buen día llegó a casa tía Josefa llegó con su estímulo, un radio ruso con 9 transistores marca VEF 204. Era plástico, gris y negro, feo pero capaz de sintonizar muchas más emisoras que el radio de bombillos de mi casa.

Era un tiempo en que por decreto las emisoras de radio locales (Radio Surco) debían transmitir 4 horas de música cubana y media hora de música internacional. En un momento de aburrimiento supremo empecé a mover el dial del VEF lentamente esperando encontrar algo de música y ¡Oh milagro! Sintonicé por vez primera WQAM. Si mal no recuerdo la canción que estaba sonando era “Make Me Smile” por Chicago o “Hi De Ho” por Sangre, Sudor y Lágrimas. Otro avileño del que nunca supe más, Eduardo Caballero, tenía varios LP que su Papá le había enviado. Uno de esos era el de Sangre Sudor y Lágrimas con esa canción.

Yo tenía un tocadiscos “Capehart Colortone” que aún añoro y quisiera tener nuevamente, gracias a los amigos de mi primo Arturo Inda muchos LP llegaban a mi casa, recuerdo claramente cuando abrimos por vez primera el “Rubber Soul” de los Beatles, los grandes éxitos de América y otros muchos.

Un amigo a quién conté esta historia hizo que me enviaran desde Moldavia este regalo, un VEF 202 que todavía funciona. La aguja del dial está en la WQAM (560 kHz