Recuerdo que
en mi casa teníamos un televisor marca Dumont, me contó Papá que fue el primero
en el barrio y que en las noches había que ponerlo en el portal porque los
vecinos querían ver el nuevo invento.
En ese
tiempo la calle 2, entre Independencia y Libertad era una cañada donde iban a
parar todas las cloacas de esa parte de la ciudad. El portal de mi casa estaba
a unos escasos metros de la cañada. No sé en qué año le pusieron tubos y la
cerraron, yo era pequeño pero lo recuerdo bien, se terminaban mis aventuras de
entrar al tubo del alcantarillado por la calle Independencia y salir un par de
cuadras más abajo. Más de una vez algún conductor desprevenido dobló hacia la
calle 2 en dirección a la calle Libertad y terminó con su carro en la cañada.
Tendría
unos 5 o 6 años cuando tía Beba empezó a enseñarme inglés. En la calle 1 entre
Independencia y Libertad, frente a la pared del Instituto vivía y enseñaba en
una pequeña escuela Meca, hermana de la esposa del dentista Cándido García que
también era amigo de nuestra familia. Meca estaba esperando que Nando, su
esposo, cumpliera el castigo trabajando en la agricultura impuesto por el
gobierno a quienes querían abandonar el país. Tenían dos hijos, Fernandito y
Grisel, me enseñaba inglés junto a ellos preparándolos para el futuro ¡Sin
saberlo estaba preparando el mío también!
En casa teníamos
un radio que funcionaba con bombillos y sintonizaba emisoras de onda corta.
Nadie me explicó cómo funcionaba, jugando con las teclas y botones descubrí la
magia de la radio. Como solo se escuchaban voces conversando al poco rato me
aburría y me ponía a hacer otra cosa.
Un día
Papá llegó muy contento porque lo habían estimulado vendiéndole un reloj ruso marca
Poljot por ser un buen bodeguero, él trabajaba en la tienda que había sido suya
y el Gobierno “nacionalizó”, desgraciadamente creía que a larga todos iban a
beneficiarse con los cambios, cuando murió en 1990 ya estaba claro de la
mentira, creo que desengañado murió de tristeza.
Un buen día
llegó a casa tía Josefa llegó con su estímulo, un radio ruso con 9 transistores
marca VEF 204. Era plástico, gris y negro, feo pero capaz de sintonizar muchas
más emisoras que el radio de bombillos de mi casa.
Era un
tiempo en que por decreto las emisoras de radio locales (Radio Surco) debían
transmitir 4 horas de música cubana y media hora de música internacional. En un
momento de aburrimiento supremo empecé a mover el dial del VEF lentamente
esperando encontrar algo de música y ¡Oh milagro! Sintonicé por vez primera
WQAM. Si mal no recuerdo la canción que estaba sonando era “Make Me Smile” por
Chicago o “Hi De Ho” por Sangre, Sudor y Lágrimas. Otro avileño del que nunca supe
más, Eduardo Caballero, tenía varios LP que su Papá le había enviado. Uno de
esos era el de Sangre Sudor y Lágrimas con esa canción.
Yo tenía
un tocadiscos “Capehart Colortone” que aún añoro y quisiera tener nuevamente,
gracias a los amigos de mi primo Arturo Inda muchos LP llegaban a mi casa,
recuerdo claramente cuando abrimos por vez primera el “Rubber Soul” de los
Beatles, los grandes éxitos de América y otros muchos.
Un amigo a quién conté esta historia hizo que me enviaran desde Moldavia este regalo, un VEF 202 que todavía funciona. La aguja del dial está en la WQAM (560 kHz)