miércoles, 13 de abril de 2011

¡La culpa es mía!


Hace unos años decidí contar pequeñas historias que llamé “5 minutos en la vida de Juanca”. Le perdí el rastro a los correos originales y de cierto modo comencé a insertar esas ideas en cartas a los amigos y en algunos artículos en mi blog.

Mis “cortos” narran que al levantarme descubro que tengo electricidad (sonó la alarma) que si se fue la luz no me enteré y las pilas del despertador están buenas. Duermo en un cuarto que tiene puerta y baño independiente con espejo, agua fría y caliente, jabón, shampoo, crema de afeitar “gillette” y cuchillas nuevas que no me arañan la cara.

Otro cuenta que al acostarme me gustan las sábanas de algodón que tienen muchos hilos, que no veo las noticias porque me dan pesadillas, solo algún DVD interesante o los canales de Discovery.

Había olvidado mis “cortos”, por eso me faltó decir que últimamente leo en la cama todos los PDF que tengo en español con mi iPad para dormirme soñando que vivo alguna de las aventuras que cuenta en sus libros Carlos Ruiz Zafón, o releo los clásicos de la literatura.

Otros cortos deberían relatar cómo en unos pocos minutos puedo filmar y editar películas en alta definición para más tarde subirlas a youtube donde todos mis amigos libres pueden disfrutarlas ayudado por una Canon 7D y un iMAc, sin la anuencia del ICAIC o del ICRT.

Siempre evité el tema de la comida porque “carne” para los cubanos de la isla es un nombre femenino que solo compran en el mercado negro, a veces, cuando pueden. Si le añado adjetivos como “Alberta AAA” o “Prime Rib” siento que los torturo y no me gusta el abuso psicológico, de ese ya tienen bastante.

Me complace pensar que esas pequeñas historias catalizaron la noticia que recibí ayer. Escapó de Venezuela (vía Bogotá) la hija médico de unos amigos que vivían convencidos de que no había para Cuba mejor gobierno que el actual. La madre con ese olfato exquisito de las mujeres sabe que su hija ha hecho bien yéndose a Estados Unidos. El padre está afligido y teme por su niña en el capitalismo feroz y en crisis.

Como mucho de ustedes creo que estamos viviendo tiempos difíciles. También me angustia pensar lo poco estable que son los trabajos y ver que se encarece todo de la noche a la mañana porque en un país tan lejos de Canadá como Libia quieren derrocar al dictador o Japón es sacudido por un terremoto descomunal.

Tras más de cincuenta años de promesas incumplidas las generaciones del “hombre nuevo” no esperan nada del gobierno de los “hombres viejos”. Mientras ellos compran tiempo prometiendo reformas, lineamientos, cambios y otras mejoras al “modelo”, los jóvenes no tienen esperanzas ni ilusiones. Saben que el bienestar negado a sus padres, le será negado a ellos.

Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, no esperes mañana lo que no te dio ayer…