
En las pasadas olimpiadas el equipo de pelota de Canadá sufrió una derrota a manos del equipo de Cuba. Mi amigo Chris Reistma fue uno de los pitcher a quienes batearon jonrón.
Cuando los juegos se terminaron al siguiente domingo Chris asistió a la Iglesia Cristiana donde vamos cada semana. El Pastor lo invitó a relatar sus experiencias durante los juegos olímpicos y sus sentimientos al volver derrotado en su última cita deportiva importante.
Tranquilamente contó que como a cualquiera le hubiera gustado retirarse por la puerta grande y sentirse admirado por los estudiantes que comenzaría a entrenar pero que, El Señor había decidido lo contrario y él lo aceptaba. Aún más, Chris contó que aprendió mucho de la derrota, que admiraba a los nuevos deportistas que eran mucho más altos y fuertes que los que antes participaban en los Juegos Olímpicos y que el nivel de los juegos era superior por lo que era comprensible que un equipo que se había formado unas pocas semanas antes de los juegos no le ganara a otros que se agrupaban antes.
Su vida continúa, entrena niños con talento, cuida de su familia y juega con sus hijos. Los Juegos Olímpicos del 2008 fueron solo eso para él, otros juegos.
Pueden leer más sobre él en http://en.wikipedia.org/wiki/Chris_Reitsma