miércoles, 6 de marzo de 2013

Entrada en la Historia

Desde que nací ha sido una constante que las personas que menos me agradan o más daño me ocasionan no mueran.

Se enferman por mucho tiempo, se curan y sufren, pero ahí siguen. Ayer, con la muerte de Chávez la regla se ha roto. Había dicho, porque se lo escuché a Jaime Bayly, que mi candidato era el cáncer, que era ese quién iba a ganar las elecciones. Me equivoqué, no le ganó las elecciones, le dió un golpe de estado como bien dice la revista humorística The Onion.

Enseguida mis amigos más conservadores me van a pedir que no me alegre, que no festeje el trágico acontecimiento, que no está bien. No sé si sus opiniones están sesgadas por el temor de saber nuestra propia muerte más cerca cada día u otras razones éticas que desde luego, respeto.

Es que Chávez no ha muerto, lo suyo fue una "entrada en la Historia como Prócer de Nuestra América" según el Granma. Eso suena a fiesta, chévere. Ya les voy pidiendo de antemano que cuando me muera echen mis cenizas al mar, al recordarme podrán decir que estoy jugando con Flipper el delfín, que me deleito escuchando a la orquesta que se hundió con el Titanic o que le estoy leyendo el libro de Orianna Fallaci a Bin Laden que también anda por esos lares.

La emigración venezolana es abundante en Calgary, la mayoría son ex-empleados de PDVSA. Otros que he conocido huyeron de Venezuela luego de que el este nuevo prócer dijese:

 Este edificio qué es? Exprópiese Sr. Alcalde



No es morir perder todo lo ahorrado con el trabajo honrado a manos de un dictadorzuelo que beneficia a los pobres regalando lo que no es de él?

Esos que ya se fueron sin tanta gloria ni cobertura periodística merecían un trato justo, legal y honrado que no tuvieron. Espero que haya otra dimensión para aquellos que murieron tristes luego de que Chávez expropiara sus empresas y que, no se lo encuentren de nuevo!

No está bien alegrarse por el muerto, de acuerdo, yo me alegro del alivio que me causa saber que hay un malo y mentiroso menos en este mundo. Así me alegraré cuando le suceda lo mismo a los que le quitaron las casitas que rentaba mi abuela y la bodeguita a mi Papá, ellos saben quienes son.

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