domingo, 18 de noviembre de 2007

La Ciudad de Cincinnati

En el estado de Ohio fue fundada en 1778 la ciudad de Cincinnati. En 1790 fue nombrada Cincinnati por Arthur St. Clair en honor a la sociedad de la que era miembro y que honraba a George Washington, considerado el “Cincinato” de la historia americana. Es muy conocida su excelente colección italiana de arquitecturas del siglo XIX., hoy quiero contarles sobre una estatua que puede verse en el Centro de la ciudad (Downtown decimos por acá).

En una mano la estatua “entrega” un haz de 30 varas que envuelven un hacha conocido como “fasces”, cada vara representaba una de las curias romanas. La otra mano sostiene un arado, símbolo de los campesinos. La “fasces” es un símbolo de la antigua roma que aún aparece en muchas insignias modernas como en el escudo de Francia. Originalmente la “fasces” era un emblema de los reyes etruscos. Representa la unión del poder y la ley o la fuerza a través de la unión.

Si a Roma la amenazaba un grave peligro, interno o externo, el Senado nombraba a un dictador por un período de seis meses y lo investía de un poder ilimitado sobre la comunidad, la vida y los ciudadanos. En tales casos es peligroso dividir el poder entre personas de igual autoridad. El cargo de dictador era limitado, excepcional y nadie podía ejercerlo por más de seis meses. Cumplida su misión el dictador quedaba “cesante” y volvía a ser un ciudadano cualquiera por lo que debía rendir cuentas sobre las medidas tomadas durante su mandato.

Cierta vez los romanos se enzarzaron en una peligrosa guerra contra el pueblo vecino de los Ecuos, uno de los cónsules era extremadamente incompetente en el terreno militar y no encontrando otra salida resolvieron concentrar todo el poder en manos de Lucio Quincio Cincinato; un patricio famoso por su valor y talento político. Estaba arando en su pequeña granja a otro lado del Tíber cuando se enteró de la noticia.

Cincinato organizó a los romanos en legiones y derrotó a los Ecuos, a quienes dejó marchar libres a cambio de entregar a los jefes y las armas a los romanos. Habían transcurrido muy pocos días desde que empezó su período de dictador, en algunos sitios he leído que seis días, en otros dieciséis, lo memorable es que pudiendo extender su poder durante seis meses se presentó al Senado Romano donde entregó su toga orlada de púrpura y volvió a su arado y a su granja.

Cuando tenía 80 años el senado romano volvió a elegirlo dictador y sucedió lo mismo de la vez anterior, una vez completada la tarea para la que había sido nombrado dictador renunció inmediatamente a su cargo.

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